Enjoying my friend, my Mother -EN-ES- Disfrutando de mi amiga, mi Madre

¡Hello Hive community!

Visiting Casa Marina was like stepping into a dream come true, a haven of peace and serenity where time seems to stand still. This charming place, known for its tranquil and revitalizing atmosphere, became the perfect setting for a getaway with my mother. We decided to take a few days to get away from the daily routine, reconnect and enjoy each other's company in an environment that invited rest and relaxation.

From the moment we arrived, we were greeted by the warmth of the staff and the beauty of the surroundings. Casa Marina's architecture, with its elegant lines and cozy details, blended perfectly with the lush gardens and panoramic ocean views. We were assigned a room with a private balcony, from where we could gaze at the horizon and let the sea breeze envelop us in its refreshing embrace.

Every morning, we started our day with a delicious breakfast in the main dining room, where a variety of fresh fruits, homemade breads and natural juices awaited us. The quality of the food and attention to detail was exceptional, and we felt pampered with every bite. After breakfast, we headed to Casa Marina's private beach, where the soft white sands and crystal clear waters invited us to relax in the sun.

One of the most special aspects of our stay was the opportunity to participate in activities designed for wellness and connection. My mother and I took advantage of sunrise yoga classes led by a friendly and experienced instructor. Practicing yoga in front of the sea, with the sound of the waves in the background, helped us release tension and start the day with renewed energy. The sense of peace and balance we felt after each session was indescribable.

In addition to yoga, Casa Marina offered a variety of spa treatments that we couldn't miss. One afternoon, we decided to treat ourselves to an aromatherapy massage in a cabana by the sea. The essential oils and expert hands of the therapists lulled us into a state of deep relaxation. I felt all the accumulated worries and tensions melt away, leaving in their place a feeling of lightness and well-being.

Evenings at Casa Marina had their own charm. After a day full of activities and relaxation, we would delight in exquisite dinners at the on-site restaurant. The cuisine, a fusion of local and international flavors, surprised us with every dish. My mother and I shared laughter and deep conversations as we enjoyed the delicacies prepared with fresh ingredients of the highest quality.

One of the most memorable moments of our trip was a sunset walk along the trails surrounding Casa Marina. The colors of the sky, changing from blue to orange and then to pink, were reflected in the sea creating a breathtaking visual spectacle. We walked in silence, feeling a deep connection with nature and with each other. It was a reminder of the importance of taking the time to enjoy the simple and beautiful things in life.

The experience at Casa Marina not only provided us with rest and relaxation, but also strengthened our bond as mother and daughter. The moments we shared, the laughter, the conversations and the experiences we had together became precious memories that we will treasure forever. As we said goodbye to this paradise, we took with us not only the tranquility and well-being we had found, but also a renewed appreciation for the importance of spending quality time with our loved ones.

Casa Marina was, without a doubt, a dream come true, a place where every detail is thought out to offer an unforgettable experience. The peace and happiness we felt there will continue to accompany us, reminding us that it is always possible to find a haven of calm amidst the hustle and bustle of everyday life.

I hope you enjoyed it as much as I did!


Spanish version


¡Hola comunidad de Hive!

Visitar Casa Marina fue como adentrarse en un sueño hecho realidad, un refugio de paz y serenidad donde el tiempo parece detenerse. Este encantador lugar, conocido por su ambiente tranquilo y revitalizante, se convirtió en el escenario perfecto para una escapada junto a mi madre. Decidimos tomarnos unos días para alejarnos de la rutina diaria, reconectarnos y disfrutar de la compañía mutua en un entorno que invitaba al descanso y la relajación.

Desde el momento en que llegamos, fuimos recibidas por la calidez del personal y la belleza del entorno. La arquitectura de Casa Marina, con sus líneas elegantes y detalles acogedores, combinaba perfectamente con los jardines exuberantes y las vistas panorámicas al mar. Nos asignaron una habitación con un balcón privado, desde donde podíamos contemplar el horizonte y dejar que la brisa marina nos envolviera en su abrazo refrescante.

Cada mañana, comenzábamos nuestro día con un desayuno delicioso en el comedor principal, donde una variedad de frutas frescas, panes artesanales y jugos naturales nos esperaban. La calidad de la comida y la atención al detalle eran excepcionales, y nos sentíamos mimadas con cada bocado. Después del desayuno, nos dirigíamos a la playa privada de Casa Marina, donde las suaves arenas blancas y las aguas cristalinas nos invitaban a relajarnos bajo el sol.

Uno de los aspectos más especiales de nuestra estancia fue la oportunidad de participar en actividades diseñadas para el bienestar y la conexión. Mi madre y yo aprovechamos las clases de yoga al amanecer, guiadas por un instructor amable y experimentado. La práctica del yoga frente al mar, con el sonido de las olas como fondo, nos ayudaba a liberar tensiones y a empezar el día con una energía renovada. La sensación de paz y equilibrio que sentíamos después de cada sesión era indescriptible.

Además del yoga, Casa Marina ofrecía una variedad de tratamientos de spa que no podíamos dejar de probar. Una tarde, decidimos regalarnos un masaje de aromaterapia en una cabaña junto al mar. Los aceites esenciales y las manos expertas de las terapeutas nos llevaron a un estado de relajación profunda. Sentí cómo se desvanecían todas las preocupaciones y tensiones acumuladas, dejando en su lugar una sensación de liviandad y bienestar.

Las noches en Casa Marina tenían su propio encanto. Después de un día lleno de actividades y relajación, nos deleitábamos con cenas exquisitas en el restaurante del lugar. La cocina, una fusión de sabores locales e internacionales, nos sorprendía con cada plato. Mi madre y yo compartíamos risas y conversaciones profundas mientras disfrutábamos de los manjares preparados con ingredientes frescos y de la más alta calidad.

Uno de los momentos más memorables de nuestro viaje fue una caminata al atardecer por los senderos que rodeaban Casa Marina. Los colores del cielo, cambiando del azul al naranja y luego al rosa, se reflejaban en el mar creando un espectáculo visual impresionante. Caminábamos en silencio, sintiendo una conexión profunda con la naturaleza y entre nosotras. Era un recordatorio de la importancia de tomarse el tiempo para disfrutar de las cosas simples y hermosas de la vida.

La experiencia en Casa Marina no solo nos brindó descanso y relajación, sino que también fortaleció nuestro vínculo como madre e hija. Los momentos compartidos, las risas, las conversaciones y las experiencias vividas juntas se convirtieron en recuerdos preciados que atesoraremos por siempre. Al despedirnos de este paraíso, llevamos con nosotras no solo la tranquilidad y el bienestar que habíamos encontrado, sino también una renovada apreciación por la importancia de pasar tiempo de calidad con nuestros seres queridos.

Casa Marina fue, sin duda, un sueño hecho realidad, un lugar donde cada detalle está pensado para ofrecer una experiencia inolvidable. La paz y la felicidad que sentimos allí seguirán acompañándonos, recordándonos que siempre es posible encontrar un refugio de calma en medio del ajetreo de la vida cotidiana.

¡Espero que lo hayan disfrutado tanto como yo!

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