Cuidar la tierra da vida, cuidemosla!

Ayer fui a visitar el campo de mi hermana y, ¡wow!, fue toda una sorpresa. La última vez que estuve ahí, el lugar era hermoso, pero esta vez parecía sacado de una película. Lo primero que noté fue la cantidad de insectos nuevos que habían aparecido. Era como si todos hubieran decidido mudarse al campo de mi hermana al mismo tiempo.

Había mariposas de todos los colores, avejas que parecían helicópteros en miniatura y hasta unos escarabajos súper brillantes. Me acuerdo de haber pensado que nunca había visto tantos insectos diferentes en un solo lugar. Cada rincón tenía algo interesante que observar. Mi hermana me explicó que todos esos bichitos eran buenos para las plantas y que ayudaban a mantener el suelo sano.

Hablando de plantas, la flora del lugar también había cambiado un montón. Antes, el campo tenía sus áreas verdes y algunos árboles, pero ahora parecía un jardín botánico. Había flores de colores que no conocía, plantas altas, plantas bajas y arbustos por todos lados. Cada planta parecía estar en el lugar perfecto, como si todo hubiera sido planeado cuidadosamente.

Mi hermana me contó que habían hecho un montón de cambios en cómo planeaban y plantaban en sus tierras. Ella y su equipo se tomaron el tiempo para estudiar el terreno y entender qué era lo mejor para plantar en cada parte del campo. Esto no solo hacía que el lugar se viera increíble, sino que también ayudaba a que todo creciera más fuerte y saludable.

Una de las cosas más impresionantes fue aprender sobre la diversidad del suelo. Mi hermana me explicó que tener una gran variedad de plantas e insectos hacía que el suelo fuera más puro, fértil y sano. Básicamente, un suelo diverso es un suelo feliz. Las diferentes plantas y bichos trabajan juntos para mantener el suelo lleno de nutrientes y libre de cosas malas que podrían dañar las plantas.

También me mostró algunos de los pequeños cambios que habían hecho. Por ejemplo, habían comenzado a usar compost natural para enriquecer el suelo. Esto no solo ayudaba a las plantas a crecer mejor, sino que también era una forma de reciclar los desechos orgánicos. Además, habían creado pequeños estanques y áreas de sombra para atraer más vida silvestre y mantener un equilibrio natural en el ecosistema del campo.

Ver todos estos cambios y entender cómo funcionaban me hizo apreciar mucho más el trabajo que mi hermana y su equipo estaban haciendo. No se trataba solo de plantar cosas y esperar a que crecieran; era todo un proceso de aprendizaje y adaptación. Cada decisión que tomaban tenía un impacto en el entorno, y ellos estaban haciendo todo lo posible para asegurarse de que ese impacto fuera positivo.

Al final del día, me fui del campo con una nueva perspectiva. No solo había pasado un buen rato explorando y aprendiendo, sino que también había ganado un profundo respeto por el trabajo de mi hermana. Ella y su equipo estaban creando un lugar no solo bonito, sino también sostenible y lleno de vida. Fue una visita que me dejó pensando en lo importante que es cuidar de nuestro entorno y cómo, con un poco de esfuerzo y planificación, podemos hacer una gran diferencia.