Coctail en la ciudad de la furia
El fin de semana tuve un cumpleaños de muy paquete de unos amigos que cuando festejan lo hacen a lo grande. Así que me puse un lindo perfume y fui en busca de la felicidad de este fin de semana. Como esta pareja de amigos es muy top vive en el centro de la ciudad quise ir a dar una vuelta y caminar por las calles más iluminadas, ver algunos edificios y me hubiera gustado perderme pero se hace difícil cuando conoces tu ciudad y aunque no sepas el nombre de sus calles nunca te vas a perder!
Tomé un colectivo y me bajé en Callao y Corrientes. Como me gusta la Avenida Corrientes, me imagino tantas historias que tiene, manifestaciones, besos mojados, robos, insultos enojos sonrisas, borrachos, accidentes fatales y corridas de pungas que carroñear esa avenida y se sirven de la gente que la transita durante décadas enteras. Cuando me bajé me fui al primer kiosco que encontré y me compré una lata de cerveza y un paquete de puchos y salí a caminar. Los fines de semana la calle Corrientes se hace peatonal y se transforma en un corredor de gente que va a pasear, que se mete en teatros, que también quiere muchas pizzerías y restaurantes. En donde un viernes o sabado a la noche podes encontrar una librería abierta y comprar literatura moderna como clásica. Con el obelisco de fondo cuidando todo desde lejos. Caminé algunas cuadras y disfruté del ambiente, las luces y el bullicio.
Me salí de corrientes y quise ir a ver las calles aledañas que siempre esconden edificios antiguos y hermosos de la vieja y tan hermosa Buenos Aires de los inicios en donde los edificios de estilo europeo venían a colonizar la ciudad y dejar su huella para siempre en nuestra cultura. Y así vagando y buscando termine saliendo por una calle aledaña a la plaza del congreso de la nación. Que belleza arquitectónica por dios. No es posible que existan seres con la capacidad de hacer tan inmensas y perfectas obras de arte. Soy un fanatico admirador del arte en todos sus estilos y tipos. Encuentro el arte en cada rincón y por eso no me pude aguantar y con la mano que tenía libre, porque la otra tenía una lata de cerveza saque unas fotos.
Después de deleitarme con esta hermosa ciudad y sus lugares me fui para este cumple. Cuando llegué me encontré con muchos conocidos con los que no me veía hace mucho y empezaron las risas y los tragos, las anécdotas y los puchitos. Salude al cumpleañero y le di su obsequio. Al rato empezaron a llegar las mesas llenas de comida por todos lados con unas cosas tan pero tan ricas que estaba en un cuento de comida. Imaginense con lo que me gusta comer es como para un diabetico soñar que estar en la película de Charlie y la fábrica de chocolates.
Comí hasta sentirme mal, y me tuve que ir al balcón a tomar un poco de aire para poder recuperarme pero una de las mejores partes fue al final de la noche que uno de mis amigos más íntimos estaba muy pero muy borracho y no podía volver a su casa, pero tampoco podía quedarse en la casa de los cumpleañeros entonces lo tuve que llevar yo que tampoco estaba en mis mejores condiciones, pero estaba mejor que el. Lo gracioso no es esto, sino que el salame se había olvidado de avisar que había llegado al cumpleaños con la poca nafta de la reserva que le quedaba y como yo tampoco estaba de lo mejor nunca me di cuenta entonces a mitad de camino se nos paró el auto y tuvimos que empujarlo 10 cuadras hasta llegar a una estación de servicio para poder cargarlo llegar.
Comments