Como decir que estas en casas sin decir que estas en casa?
Hola amigos de Hive. Hoy les quiero compartir algunas fotos de mi pasada por Málaga cuando finalmente en mi viaje a Europa pude ir a visitar a mi hermana y mis sobrinos. Es una ciudad muy hermosa con salida al mar Mediterraneo que siempre ocupará un lugar especial en mi corazón. Mi familia, arraigada en ese rincón de la Costa del Sol, es el vínculo que me une a sus calles y por momentos me hace sentir como si estuviera en casa.
La nostalgia por la distancia se fue en segundos cuando finalmente tuve la oportunidad de visitarlos. La felicidad que sentí apenas los vi al salir del avión y verlos ahí paraditos. Mis sobrinos con esas caras de felicidad tan hermosos todos y mi hermana ansiosa por darme un abrazo al igual que yo valió toda la espera. Málaga se convirtió en el escenario de momentos únicos y abrazos que, por un tiempo, la distancia había hecho parecer lejanos.
Fue un viaje muy copado porque me llevaron a conocer un montón de lugares hermosos, algunos muy conocidos y otros que solo los locales conocen y son tan o más hermosos para conocer. Me llevaron a recorrer las callejuelas con encanto de la ciudad, donde la historia se entrelaza con la modernidad de una manera única. Pasear por el centro histórico fue como sumergirse en un cuento donde cada esquina tenía una historia que contar.
Mi cuñado se convirtieron en el mejor anfitrión, llevándome a rincones emblemáticos como la Alcazaba y el Castillo de Gibralfaro. Desde lo alto de estas fortalezas, pude observar toda la ciudad, con sus tejados blancos que reflejaban la luz del sol. Eso fue imponente.
Otro lugar igual de hermoso fue el Teatro Romano que data de no me acuerdo que año A.C. osea muuuuuy antiguo. Está situado junto a la Alcazaba.
Una de las experiencias más entrañables fue la cena en casa de sus amigos. La hospitalidad malagueña se hizo evidente en cada plato que compartimos y en cada risa de aquella mesa compartida. que por cierto sigue siendo muy bien recordada porque en esa cena conocí una malagueña con quien tuvimos una vibra particular y tuvimos algunas citas.
No puedo dejar de mencionar la joya cultural que es el Museo Picasso, donde el genio del pintor malagueño cobra vida a través de sus obras maestras. Pasear dentro de ese museo que por cierto fui con mi amiga malageña fue muy alucinante no solo por la compañía con quien tengo una anécdota muy divertida sino porque las pinturas que vi fueron trascendentes. Estábamos realmente muy entretenidos con la obra cuando pasamos a otro salón y hubo una obra que nos cautivo y ambos sin pensarlo nos miramos y fue automático, empezamos a besarnos. los besos se transformaron en caricias y todo se descontrolo, nos quisimos esconder por sus recovecos y todo concluyó como una hermosa obra de arte en medio de los pasillos que recorren todo el museo pero que son solo de personal autorizado.
Dimos una vuelta también en otra oportunidad por la Catedral de Málaga de la cual tengo solo una foto porque estaba tan loco con todo a mi alrededor que no podía perder tiempo en sacar fotos, aunque ahora me lo reclamo un poco a mi mismo.
La playa de La Malagueta se convirtió en mi visita diaria obligada, donde el sonido de las olas y la brisa marina me regalaban momentos de paz. El paseo marítimo, lleno de vida y color, se convirtió en el escenario perfecto para disfrutar de la mezcla de culturas que caracteriza a Málaga.
En resumen, mi visita a Málaga fue un viaje lleno de emociones, reencuentros y descubrimientos. La ciudad, con su historia rica y su gente acogedora, me envolvió en su encanto. Cada rincón fue una nueva sorpresa, cada comida una delicia, y cada encuentro una celebración de la vida y el amor compartido en esta tierra andaluza.
Comments