Mexico, ruinas, playa y amigos

Los otros días me junté a comer con unos amigos de muchos años de amistad. Con quienes tengo una historia muy particular porque nos conocimos en México. Ese año yo quería conocer este hermoso país y estaba alucinado con conocer la historia de sus ancestros y conocer los cenotes. Esa era la premisa del viaje, conocer esos dos iconos de la historia de las características que definen a México, entre tantas otras.

Llegué y apenas bajé del avión yo iba en pareja así que nos fuimos para el hotel a dejar todo y yo ya quería salir corriendo a ver las pirámides. No fue así, y ese día recorrimos por ahí cerca conocimos un poco probamos algunas cositas de comida y volvimos para irnos a dormir para al día siguiente levantarnos
temprano e ir a visitar las pirámides.

Cuando llegamos a Chichen Itza me volvi loco. Tanta inmensidad, tan antigua era algo que no se podía explicar con palabras. Me quedé completamente mudo. Era tal la magnitud de todo que con mi novia de ese momento nos miramos y era una cara de felicidad sorpresa y asombro que tantas emociones juntas te hacen sentir muy raro. La experiencia de visitar esas ruinas fue de las cosas más locas que conocí en mi vida y son motores de mis ganas de querer conocer Egipto.

Pero recién comenzaba el viaje. En Yucatán hay muchas pirámides y ruinas de este tipo porque se pudieron conservar por suerte gran parte de la historia. En esta zona tienes muy cerca muchas playas realmente muy escuchadas por nosotros como por ejemplo: Playa del Carmen, Cancun, Tulum, Cozumel y tantas otras.
Así como tantas playas conocidas, existen una cantidad absurda de cenotes que puedes visitar de extremo a extremo de Yucatán y calculo que de una gran parte de México y ahí es cuando empieza el próximo capítulo de esta historia.

Después de unos días de recorridos y plantas nos fuimos a un cenote a uno de los tantos y ahí fue cuando nos conocimos con estos locos hermosos tirándose al agua y gritando como desaforados. Ya cuando los vimos nos miramos y nos dijimos, tenemos que hacernos amigos de ellos y eso fue lo que sucedió. Nos fuimos para donde ellos estaban y nos pusimos a hablar sin parar. Charla de aca charla de allí, pegamos buena onda y nos pasamos todas las vacaciones juntos yendo para todos lados. Salvo algunos días que nos tomamos un recreo para estar solos de a ratos y tener algunos ratos de intimidad en donde podíamos compartir un día de playa tranquilos o una comida, el resto del viaje fue estar viajando juntos para todos lados recorriendo cenotes, playas y bares.

Estas son algunas de las fotos que recuerdan ese hermoso viaje que volveremos a repetir si todo sale bien en poco tiempo, pero con nuevo destino.