Viñedo, familia y tradición
El otro día encontré estas fotos haciendo una limpieza en el celular de mi padre y las quería compartir con ustedes porque es una anécdota muy linda. Mi padre tiene un amigo que es campero, y además de trabajar el campo como hobby tiene un viñedo muy pequeño en Mendoza. Es un emprendimiento familiar de hace varios años pero que es a modo de hobby, y es muy curiosa la su historia por que el hobby de un padre terminó inspirando a sus hijos para que se quieran involucrar en el hobby del papa. Sus hijos se terminaron enamorando del cultivo de vinos y estudiaron enología los 2. Con la idea de que el placer del papa se transforme en algo compartido pero un poco más grande.
En esa oportunidad con mi viejo fuimos invitados para ir a ver los grandes cambios del viñedo que era algo pequeño familiar e íntimo y hoy es un viñedo mucho más grande que tiene personas trabajando y no solo eso sino que además crearon un espacio para que gente pueda ir a hacer catas de sus vinos y obviamente como todo lugar en donde se catan vinos dentro de sus viñedos están acompañados de platos de diferentes tipos para poder disfrutar de su maridaje que es la verdadera estrella. Asique también ahora tiene un espacio para poder ir a disfrutar.
Nosotros nos fuimos a pasar una semana y mi padre que tenía mucha emoción con el viaje sacó fotos para recordar ese momento. Yo por el contrario en ese momento era un negador serial de las fotos y detestaba a la gente que sacaba fotos o que estaba todo el tiempo sacando fotos en vez de disfrutar del momento y estar conectado con lo que está viviendo. Con el tiempo, por suerte, esa idea fue cambiando y hoy no lo veo ahí aunque trato de que en algunos momentos dejarlo y no estar tan pendiente porque también quiero estar conectado con lo que estoy viviendo en ese momento y disfrutarlo.
Cuando terminamos de trabajar porque yo no me iba a ir hasta mendoza a conocer un viñedo que podía recorrer de primera mano y meter mando en cuanto lugar quisiera y no hacer la experiencia completa de ir a trabajar con ellos como uno más, agarramos y nos fuimos a bañar y ponernos lindos para ir a comer a la parte de atrás de la casa de huéspedes en donde reciben invitados para las catas. La experiencia es muy linda porque parece todo muy familiar pero el nivel de lo que se comió y lo que se bebió traspasaba todo. La calidad de lo que estábamos comiendo era suprema y bebimos muchas cosas ricas algunas que ni siquiera las venden ellos y son solo para su consumo personal.
La verdad fue una historia hermosa que compartimos en familia y conocer estas historias es muy lindo porque habla de historia y tradiciones familiares.
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